Como consecuencia de lo anterior, las empresas se están viendo en la necesidad de adaptarse a una serie de demandas legales y sociales, que las somete a un amplio abanico de riesgos que deben mitigar, entre los que cabe destacar los siguientes:
- Riesgos reputacionales, puesto que la imagen de marca puede verse afectada si los grupos de interés perciben, en general, una actitud negativa por parte de la empresa;
- Riesgos regulatorios, asociados a la necesidad de adaptar la empresa a los nuevos marcos legislativos, lo que conlleva un coste que podría arriesgar la viabilidad de algunas actividades;
- Riesgos legales, que adquieren una gran importancia, ya que el endurecimiento de la legislación podrían incrementar las demandas por incumplimiento.
- Adicionalmente, existen riesgos físicos, relacionados con el cambio climático que podrían dañar gravemente las instalaciones, aunque lo cierto es que no va a ser necesario esperar a que se aprecien los primeros efectos medioambientales significativos para que el cambio climático impacte en la actividad de las empresas. Como ejemplos, sirvan: la ola de frío que causó graves daños en las plantaciones de naranjos de Florida a principios del 2010, cuyas consecuencias rápidamente se trasladaron a los mercados financieros, en los que se incrementó de forma sustancial el precio del zumo de naranja; el terremoto de Haití, que no solo causó importantes daños en aquella región, sino que repercutió negativamente a nivel global, puesto que muchos países se comprometieron a ayudar con aportaciones económicas, que necesariamente detraen recursos de otras geografías y actividades; o la crisis del tráfico aéreo europeo motivada por la erupción de un volcán en Islandia. Como se ha visto, una incidencia medioambiental puntual causa una crisis global, acentuada por la rigidez de nuestros comportamientos y porque los sistemas económicos no integran en su análisis este tipo de situaciones y carecen de una capacidad de respuesta flexible.
- Riesgos en el valor de las compañías, debido a que los índices de sostenibilidad valoran las compañías en función de sus políticas de sostenibilidad, orientando de este modo a los inversores.
- Además, existen otros riesgos de difícil valoración, como los cambios en los mercados, ejemplificado por la creciente presión por reducir emisiones, que puede dotar a determinadas geografías de una ventaja respecto a otras debido a sus recursos naturales (como el acceso a la radiación solar), alterando así el equilibrio competitivo.
Sin embargo, también surgen nuevas oportunidades de negocio, que coinciden con los riesgos, pero en sentido inverso:
- Oportunidades reputacionales. Aquellas empresas con un enfoque proactivo en materia de cambio climático van a verse favorecidas por unos clientes que valorarán sus esfuerzos.
- Oportunidades regulatorias. Fomento de la innovación en determinados negocios, que pueden dar lugar de manera simultánea a una reducción de costes y a una disminución de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
- Oportunidades legales. En la medida en que las empresas competidoras que no respeten escrupulosamente la legislación vean sus costes incrementados como consecuencia de demandas medioambientales, aquellas organizaciones que sí hagan frente a sus compromisos van a tener la oportunidad de ser más competitivas.
- Otras oportunidades, ya que las innovaciones relacionadas con la sostenibilidad en las que actualmente trabaja Abengoa (energía solar, energía de mares y océanos, tecnología del hidrógeno, eficiencia energética, biocombustibles de segunda generación, captura y valorización de CO2 etc.) pueden convertirse en los negocios clave del futuro.
La política de sostenibilidad debe ayudar a gestionar tanto los riesgos como las oportunidades asociadas al cambio climático y la sostenibilidad. Para ello, es necesario conocer, comprender y gestionar los riesgos de todo tipo, además de identificar, dimensionar y gestionar las oportunidades potenciales, todo ello articulado con unas adecuadas herramientas de medición, un sistema de reporte y planes de mejora.
1 Ver el capítulo Perfil de Abengoa.